Oración del Domingo de Resurrección
Señor Dios, tanto amaste este mundo, que diste a tu único Hijo, para que nosotros también seamos llamados tus hijos. Señor, ayúdanos a vivir en la alegría y la gracia del Domingo de Resurrección, todos los días. Tengamos corazones agradecidos por tu sacrificio.
Tengamos ojos que miren tu gracia y se regocijen en nuestra salvación. Ayúdanos a caminar en esa poderosa gracia y a contar tus buenas nuevas al mundo. Te lo pedimos todo por tu gloria, Señor, Amén.
Señor Dios, tanto amaste este mundo, que diste a tu único Hijo, para que nosotros también seamos llamados tus hijos. Señor, ayúdanos a vivir en la alegría y la gracia del Domingo de Resurrección, todos los días. Tengamos corazones agradecidos por tu sacrificio.
Tengamos ojos que miren tu gracia y se regocijen en nuestra salvación. Ayúdanos a caminar en esa poderosa gracia y a contar tus buenas nuevas al mundo. Te lo pedimos todo por tu gloria, Señor, Amén.
El primer día de la semana, muy de mañana, las mujeres fueron al sepulcro, llevando las especias aromáticas que habían preparado. Encontraron que había sido quitada la piedra que cubría el sepulcro y,
al entrar, no hallaron el cuerpo del Señor Jesús. Lucas 24:1-3
Un mensaje de Pascua
El mensaje de Pascua se dirigió por primera vez a dos mujeres en la tumba de Jesús, con estas sencillas palabras: "No temáis ... porque ha resucitado" (Mateo 28: 5-6). Jesús está con nosotros y nos da su capacidad para superar cualquier derrota. El verdadero cristiano se da cuenta de que él, con Cristo, supera todo revés, todo obstáculo y entra en el verdadero sentido de la vida.
El mensaje de Pascua nos dice: No debes tener miedo de nada, no de la vida con todas sus inseguridades, sus conflictos, sus incertidumbres; sin miedo ni siquiera a la muerte misma. No necesitas tener miedo, ¡no tienes miedo!
Cuando tu espíritu está lleno de la fuerza inquebrantable de Dios en el nombre de Jesucristo, la fe se planta tan profundamente dentro de ti que cuando te golpean las crisis, como sucede a veces de repente, automáticamente puedes mirar la vida a la cara y no tener miedo. . Puedes decir con el apóstol Pablo: “Porque estoy convencido de que ni la muerte ni la vida, ni los ángeles ni los demonios, ni el presente ni el futuro, ni ningún poder, ni lo alto ni lo profundo, ni ninguna otra cosa en toda la creación, podrá para separarnos del amor de Dios que es en Cristo Jesús Señor nuestro ”(Romanos 8: 38-39).
Llegó la Pascua. Ser transformado. Resucita. ¡No tengas miedo!
El mensaje de Pascua se dirigió por primera vez a dos mujeres en la tumba de Jesús, con estas sencillas palabras: "No temáis ... porque ha resucitado" (Mateo 28: 5-6). Jesús está con nosotros y nos da su capacidad para superar cualquier derrota. El verdadero cristiano se da cuenta de que él, con Cristo, supera todo revés, todo obstáculo y entra en el verdadero sentido de la vida.
El mensaje de Pascua nos dice: No debes tener miedo de nada, no de la vida con todas sus inseguridades, sus conflictos, sus incertidumbres; sin miedo ni siquiera a la muerte misma. No necesitas tener miedo, ¡no tienes miedo!
Cuando tu espíritu está lleno de la fuerza inquebrantable de Dios en el nombre de Jesucristo, la fe se planta tan profundamente dentro de ti que cuando te golpean las crisis, como sucede a veces de repente, automáticamente puedes mirar la vida a la cara y no tener miedo. . Puedes decir con el apóstol Pablo: “Porque estoy convencido de que ni la muerte ni la vida, ni los ángeles ni los demonios, ni el presente ni el futuro, ni ningún poder, ni lo alto ni lo profundo, ni ninguna otra cosa en toda la creación, podrá para separarnos del amor de Dios que es en Cristo Jesús Señor nuestro ”(Romanos 8: 38-39).
Llegó la Pascua. Ser transformado. Resucita. ¡No tengas miedo!
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